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El fuego escondido

El Sahara Occidental es posiblemente el país más minado del mundo, cualitativa y cuantitativamente. El horror de hasta 72 tipos de explosivos se expanden por todo el territorio del desierto saharaui, casi el 20 % de las fabricadas en la historia se encuentran escondidos entre las arenas del Sahara.

No hay cifras exactas, pero se estiman más de 7 millones de artefactos. Pese a lo que piensa la mayoría de personas las minas son las únicas bombas que no suenan. Su resplandor es silencioso. Un silencio que invade a las víctimas y que las persigue enteramente. Primero cuando ensordece a sus oídos y luego cuando se silencia su situación.

Más de 4.000 víctimas, entre muertos y heridos, se han contabilizado en el Sahara Occidental desde el inicio de la ocupación en 1975. La mayoría de los casos se han producido tras la firma del alto el fuego con Naciones Unidas en 1991. Las hostilidades militares pararon en el territorio, dando paso a los civiles. El Sahara es un país de nómadas y son muchos los que siguen sus técnicas de vidas tradicionales por el territorio que quedo altamente contaminado.

La instalación en los años 80 del muro ha quebrado la vida de los saharauis, principalmente de los beduinos. Se estima que la mayor densidad de minas, minas antitanques y bombas de racimos se sitúan en esta mega construcción que afecta a los beduinos alterando su modo y fuente de vida.

La víctimas que sobreviven a las minas instaladas por Marruecos en el territorio quedan marcadas para siempre. Al silencio evidente se suma sus cuerpos mutilados, otra evidencia que se hace visible a ambos lados del muro. Y es que el Pueblo Saharaui es el único pueblo del mundo donde su totalidad es “potencial” víctima de mina, por cada saharaui le corresponde aproximadamente 20 minas instaladas por Marruecos.

Desde el 1991 los saharauis han trabajado en distintas áreas para paliar los efectos de las minas como la asistencia a víctimas, la sensibilización, la formación o el desminado. Según la Oficina Saharaui de Acción contra las Minas (SMACO) más 150 millones de metros cuadrados en los territorios liberados y 41.000 minas, bombas de racimo y explosivos han sido desactivados gracias al esfuerzo del Frente Polisario y Naciones Unidas.

El 4 de abril de 2019 el Secretario General de la ONU, Antonio Guterrez, dijo : “El camino hacia la consecución de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible debe estar libre de minas terrestres, restos explosivos de guerra y artefactos explosivos improvisados”. Sin embargo ese reto parece poco probable para los saharaui.

El 13 de noviembre de 2020 el alto al fuego se rompió en el Sahara Occidental tras sortear los límites del acuerdo las autoridades marroquíes. Marruecos violó los acuerdos de paz e instaló una nueva fortaleza hasta la frontera de Mauritania. Según SMACO el ejército marroquí ha añadido tres kilómetros más al muro y habría sembrado hasta 12.000 minas antipersona y antitanque.

El fracaso del proceso de paz de las Naciones Unidades tras 14 años en el Sahara Occidental han chafado el esfuerzo por limpiar el territorio del fuego escondido en las arenas. Fuego que ha cambiado la vida de miles de personas como Daha, Teslem, Fatimetu o Brahim.

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